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La segunda jornada de la última ronda de clasificación de la Zona Norteamericana, Centroamericana y Caribeña promete pasión y choques de infarto. Recién salido de una humillante derrota contra Estados Unidos, México intentará por todos los medios escapar de los abismos de la tabla del hexagonal cuando Costa Rica, puntero del grupo, llame a su puerta en el Azteca. Estados Unidos, que comparte el primer puesto con los Ticos, viajará a El Salvador, mientras Trinidad y Tobago recibirá en el estadio Hasely Crawford a una Honduras que trata de cerrar sus heridas.
El plato fuerte en el menú del sábado se sirve en el famoso Estadio Azteca de México. A lo largo de la historia, un único equipo se ha impuesto al Tri en un partido de clasificación disputado en este monumental recinto situado a más de 2.000 metros de altitud, entre la atmósfera enrarecida que flota sobre la capital. Ese equipo fue Costa Rica. Los Ticos, que tan sólo han vencido a los mexicanos en cinco de 37 encuentros directos, atraviesan actualmente por un momento de forma espectacular bajo la batuta del seleccionador Rodrigo Kenton. Sus siete últimas victorias, en las que han marcado 22 goles y cedido únicamente tres, proporcionarán a los centroamericanos la seguridad que necesitan para tratar de repetir el famoso Aztecazo del año 2001.
En claro contraste con sus rivales del sábado, la selección mexicana de Sven-Goran Eriksson adolece de seguridad en sí misma, de resultados y de goles. El Tri, antaño monarca absoluto de la zona, no ha obtenido ni una sola victoria en cuatro encuentros de clasificación consecutivos, en los que ha cosechado un escaso par de goles. Además, México tendrá que buscar el triunfo sin su incondicional capitán, Rafael Márquez, baja por sanción como resultado de su expulsión durante la derrota contra Estados Unidos. La hinchada local, incluidos los más de 100.000 espectadores que abarrotarán el Azteca, podrá consolarse de su pérdida con el regreso de Andrés Guardado, quien no acudió a la cita con los estadounidenses por culpa de una lesión.
"No soy ningún salvador ", comentó Guardado en un intento por apartar de sí la atención. "Vengo a trabajar fuerte para aportar lo mucho o lo poco que pueda y nada más. El partido se debe ganar como sea, más que jugar bonito o espectacular, y tenemos que tratar de conseguirlo así".
En el corazón de América Central, concretamente en San Salvador, a la selección estadounidense de Bob Bradley le espera un examen difícil. El mes pasado, en su primer partido del grupo, los salvadoreños remontaron dos goles hasta arrancarle un punto a Trinidad y Tobago y ahora están dispuestos a seguir sumando. Sus visitantes del norte, que se anotaron dos tantos por mediación de Michael Bradley en su victoria contra México, saben bien que el ambiente, el clima y el estridente apoyo de la afición local suelen jugar en el bando de los anfitriones en este tipo de encuentros.
"Estos clasificatorios de la CONCACAF se celebran por regla general en estadios que no están exactamente en las mejores condiciones, especialmente su terreno de juego. Además, el clima suele ser un gran problema", ha explicado Michael Bradley a FIFA.com, aunque en realidad al joven no se le escapa que Estados Unidos sólo ha perdido un encuentro de los 18 disputados contra El Salvador. "Muchos factores pueden influir en el resultado de un partido".
Problemas a domicilio
Su compañero Frankie Hejduk, cuya imponente presencia en la banda resultó decisiva para el resultado del último choque, concuerda con esta apreciación. "Allá abajo [en Centroamérica] hacen lo que sea con tal de sacar toda la ventaja que puedan y más", comentó este mediocampista de 34 años que milita en el Crew de Columbus. "Nosotros intentamos jugar como siempre, pero todo nos viene en contra".
En el tercer y último enfrentamiento del sábado veremos la primera actuación de Trinidad y Tobago en Puerto España en la presente ronda. La afición local ha puesto muchas expectativas en un equipo que deberá sobreponerse a la ausencia de su capitán, Dwight Yorke, sancionado con cuatro partidos de suspensión tras haber sido expulsado del encuentro con El Salvador. Pero Pacho Maturana y sus Guerreros Soca son conscientes de que, de los tres partidos que han disputado en su propio feudo contra Honduras, no han ganado ninguno (dos empates y una derrota).
"Los hondureños son muy buenos, su juego es muy fluido y se compenetran a la perfección", ha declarado Chris Birchall, quien deberá emplearse más que nunca en el mediocampo sin la ayuda de su compañero Yorke. "Ya nos hemos enfrentado a ellos en otras ocasiones, pero esta vez nos costará. Como perdieron su primer partido, ahora son muy peligrosos".
Por su parte, la selección hondureña de Reynaldo Rueda, llegará con la intención de borrar el recuerdo de su derrota por 2-0 del mes pasado a manos de Costa Rica. Para ello, contará de nuevo con la aportación de su estrella Wilson Palacios, ausente en el viaje a San José, aunque deberá prescindir del delantero David Suazo, de baja por una grave lesión de rodilla.
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