martes, 6 de enero de 2009

Leo Messi le gana el enfrentamiento al Kun Aguiero



Leo Messi dejó al Barça con un pie y medio en los cuartos de final de la Copa del Rey al marcar tres goles en su visita al Atlético de Madrid (1-3). El argentino volvió a deleitar con una actuación estelar, y acabó ovacionado por el público del Calderón al ser sustituido. Igual que Ronaldinho en el Bernabéu hace tres años...

Messi hizo, una vez más, un partido de diez. 10 como su dorsal. 10 como el que en su día llevó Maradona, que continúa su particular 'gira' europea y anoche le vio desde el palco del Calderón. Y 10 como el que también lució Ronaldinho. Un Ronaldinho que, el 19 de noviembre del 2005, puso en pie al público del Madrid tras ganar con el Barça en el Bernabéu por 0-3. Escena que anoche volvió a repetirse, pero esta vez ante otro rival, en otro estadio y con otro protagonista. Leo Messi, que acabó ovacionado al ser sustituido por Pedro.

Leo brilló y todo el equipo estuvo a la altura. Seguro que Maradona no habrá variado ni un ápice su opinión sobre este Barça. "Sois los mejores", le espetó el seleccionador argentino a los discípulos de Pep Guardiola en su visita al entrenamiento del pasado domingo. Los azulgranas volvieron a dar una lección de fútbol fiable, eficaz y al mismo tiempo, espectacular, algo que a menudo parece tan difícil de congeniar.

Y lo mejor de todo es que quedó la sensación que, juegue quien juegue, el resultado no cambia. Casi siempre victoria. Anoche, Guardiola reservó a buena parte de sus efectivos pensando en la visita liguera del domingo a Osasuna. Valdés, Xavi, Hleb, Gudjohnsen y Eto'o se quedaron en Barcelona entrenando, Márquez y Puyol fueron baja... pero ni se notó. Sus recambios lo hicieron tan bien como ellos. Sin ir más lejos, Pinto, que tuvo un buen par de intervenciones, o el tándem de centrales, Piqué y Cáceres, solventes a pesar del despiste en el gol colchonero.

Algo que, todo sea dicho, no es tan complicado cuando se tiene al lado a jugadores como Messi, Alves o Iniesta, que va cogiendo ritmo de competición. Incomesurables. Entre los tres, se bastaron y sobraron para desquiciar al Atlético. Y eso que los colchoneros tenían ganas de sacarse la espina del 6-1 que el Barça les infligió en la Liga. Pero ni por esas. La superioridad azulgrana fue tal que ni a base de juego duro y patadones les pudieron frenar.

Messi fue una pesadilla para los de Javier Aguirre. A los 6 minutos, fue víctima de un claro penalty no señalado por Iturralde González. Y en el 12', marcó el 0-1. Un golazo. El argentino hizo la pared con Alves en la frontal, el brasileño le devolvió el balón de tacón y, tras plantarse solo ante Coupet, le batió por bajo.

Otro de los que se sumaron a la fiesta fue Keita. El de Mali va cada día a más, y su figura empieza a ser determinante en la media. Además de derrochar trabajo, sus incorporaciones al ataque son contundentes. En el 8' y el 36' estuvo a punto de marcar.

Como Ronaldinho en el Bernabéu

La segunda parte empezó como la primera. Sin apenas despeinarse, el Barça fue 'per feina' y sentenció rápido. Touré avisó en el 55', al estrellar un remate de cabeza en el larguero. Y, sólo un minuto después, llegó el 0-2. Alves centró desde la derecha y Messi, que iba a rematar a bocajarro, fue derribado por Heitinga. Penalty claro y expulsión del ex jugador del Ajax. El argentino convirtió la pena máxima en el 0-2...

Con el viento tan a favor, y en superioridad numérica, el Barça bajó un poco la guardia y su relajación se tradujo en el 1-2. Ujfalusi aprovechó un despiste defensivo para cabecear completamente solo en el área un saque de esquina (69').

Pero fue un espejismo, porque Messi aún no había dicho su última palabra. Primero dejó para las retinas de los aficionados una 'slalom' maravilloso que no acabó en gol de milagro: el balón se estrelló en el larguero (78'). Y, apenas unos segundos después, marcó el 1-3. Iniesta centró desde la derecha, controló el balón en el área y, tras driblar a Coupet en un palmo cuadrado, marcó a placer.

La imagen del público del Calderón, en pie y aplaudiendo a rabiar a Messi al ser sustituido por Pedro en el 81', lo dijo todo. Igual que sucedió con Ronaldinho cuando el Barça ganó 0-3 en el Bernabéu hace tres años. Ya no hay discusión posible. El argentino ocupa hoy el trono que un día fue del brasileño.

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