
"Es la recompensa a dos años y medio de trabajo bajo la dirección de un cuerpo técnico que ha cambiado las mentalidades”. Así analizó Víctor Bernárdez, defensa central del Anderlecht, la clasificación histórica de Honduras para la Copa Mundial de la FIFA Sudáfrica 2010.
"Ese cambio es mérito del seleccionador”, prosiguió, cediendo el traje de héroe a Reinaldo Rueda, en vez de arrimar el ascua a su sardina y a la de sus compañeros. “Antes que él, ningún técnico de la selección se preocupaba por los jugadores de la forma que él lo hace”. El entrenador colombiano, llegado tras el desastre de la fase de clasificación para Alemania 2006 (en la que los hondureños no lograron obtener el pase al hexagonal final), ha ganado su apuesta y ha vuelto a llevar a los Catrachos al seno de la elite mundial, 28 años después de su única participación, en España 1982.
Sin embargo, por apenas unos segundos, el sueño estuvo a punto de no hacerse nunca realidad. El pasado 14 de octubre, en el estadio Cuscatlán de San Salvador, el goleador histórico Carlos Pavón acababa de encarrilar el necesario triunfo por 0-1, pero en Estados Unidos, las Barras y Estrellas seguían perdiendo ante Costa Rica. Con la oreja pegada a la radio, todo el pueblo hondureño vivió unos minutos interminables, antes de explotar de júbilo para celebrar el pase. En el minuto 94, el defensa estadounidense Jonathan Bornstein empató, y envió a los Catrachos a unirse a Estados Unidos y México en el avión a Sudáfrica.
Victoria y responsabilidad
"Es Dios quien nos ha regalado esta alegría, la única que el pueblo hondureño puede experimentar en el difícil contexto actual”, añadió Bernárdez, lesionado para el encuentro en El Salvador y obligado a "seguir el partido por Internet y por teléfono con Honduras. ¡No dormí en toda la noche! Saber que vas a jugar un Mundial es fantástico", explicó.
Había que ver a David Suazo recorrerse el Cuscatlán de rodillas, como si lo hubiese prometido, y a Rueda llorando para delimitar la importancia del acontecimiento en un país presa de una crisis política histórica. “Los problemas afectan a todos los jugadores. Ahora tenemos todavía más responsabilidades para con nuestro pueblo y nuestras familias”, explicó el ex jugador del CD Motagua. "¡Hay gente que me ha asegurado estar dispuesta a hipotecar su casa para venir a animarnos a Sudáfrica!"
Ahora falta por saber contra qué selecciones jugarán los Catrachos el próximo junio. La respuesta llegará el 4 de diciembre en Ciudad del Cabo, pero Bernárdez ya tiene su sueño: medirse a la Inglaterra de Rio Ferdinand y John Terry, sus modelos. "Todos queremos enfrentarnos a una gran selección para demostrar al mundo entero que no venimos a Sudáfrica de vacaciones. Vamos allí para ser el equipo revelación”, aseveró.
Mejores que en 1982
A base de ambición, esta generación fue adquiriendo certezas a lo largo de la campaña clasificatoria, en la que su solidez en casa se conjugó con una apreciable madurez lejos de su feudo de San Pedro Sula. "Ahora somos capaces de controlar un partido, algo que tal vez nos faltaba antes. El equipo es más maduro gracias a los jugadores que militan en el fútbol europeo. Nunca hemos perdido la calma fuera de casa, ni siquiera cuando íbamos perdiendo”.
Sin duda, argumentos suficientes para esperar hacerlo mejor que los héroes de 1982, que concedieron una derrota frente a Yugoslavia y dos empates frente a España e Irlanda del Norte. "La actual selección es la mejor en la historia del fútbol hondureño”, confirmó el zaguero, internacional en 36 ocasiones. "La calidad de las individualidades es mayor, y el entrenador ha sabido conformar una buena mezcla entre hombres experimentados y jóvenes jugadores fogosos. Y arriba, nuestra pareja de delanteros Pavón-Suazo no tiene equivalente en la CONCACAF".
Probablemente, una nueva era se haya abierto con este acceso a la prueba reina: la de la estabilidad. "Espero que esta clasificación sea el punto de partida de esa estabilidad y que el cuerpo técnico pueda trabajar a largo plazo”, deseó el central del Anderlecht, que con 24 años quiere echar raíces en el conjunto belga y abrir el camino a sus compatriotas: "Antes que yo, ningún jugador de la liga hondureña había venido a Bélgica. Ahora, los resultados del Anderlecht se siguen en el país”. Y los de la selección, sin lugar a dudas, se seguirán todavía más dentro de unos meses.
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