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lunes, 15 de diciembre de 2008
El Superclásico fue un partidazo
Raras veces los clásicos son lindos partidos, pero cuando eso pasa, entonces nos encontramos ante grandes espectáculos, encuentros que le dan brillo y emoción al deporte de las patadas.
El triunfo de Juventus ante Milan fue un partidazo en serio, con todos los ingredientes: goles, ocasiones, lluvia torrencial y cancha complicada, despliegue físico y pierna fuerte, polémicas y yerros arbitrales, todo lo necesario para que se hable por mucho tiempo de este match.
Las crónicas, simplemente, reportarán que Juventus ganó por 4 a 2: Alex Del Piero, de penal, puso arriba el local, Pato igualó, Amaurí y Fabrizio Chiellini fijaron la doble ventaja, Massimo Ambrosini achicó diferencias y Amaurí, otra vez, le dio cifras definitivas al marcador.
Un resultado importante, porque Juventus se perfila como único verdadero rival del puntero Inter: ahora está segunda con 33 puntos, a seis de los primeros. Milan, en cambio, quedó con 30 y está tercero, en condominio con Nápoli.
El primer tiempo fue muy raro y bastante condicionado por el error inicial del referí Rizzoli. Milan buscaba hacer el gasto, Juventus esperaba agazapada, tratando de explotar los carriles para llevar la transicción rápida.
Al cuarto de hora, en una jugada de contra del local, Del Piero arrancó en off side y fue a disputar el balón apareciendo desde las espaldas de Jankulovski: en realidad y, más allá del off side, de haber habido falta esa fue suya, pero inexplicablemente el referí cobró el penal, que el mismo Del Piero transformó en gol.
Ahí comenzó el mejor momento de Milan en esa primera etapa: acorraló al rival, dominó por completo el juego y, luego de haber desperdiciado una ocasión increíble con Ambrosini, alcanzó el empate con una buena combinación, armada entre Kaladze y Ronaldinho quien, con una asistencia perfecta, lo dejó a Pato de cara al gol, un remate fácil de derecha desde el borde del área chica.
El empate era más que justificado, pero en ese momento los jugadores rossoneri cometieron el peor error posible: perdieron la carga emotiva y la concentración. Así, en jugada de tiro de esquina desde la izquierda, Chiellini quedó absolutamente solo en el punto del penal y, con un cabezazo hermoso y espectacular, la mandó a guardar a lado del palo.
Milan quedó sentido, al borde del nocáut, y Juventus entonces metió otro golpe, terrible: Pirlo erró la salida hacia Zambrotta, De Ceglie se fue veloz por el carril izquierdo, con toda la defensa de Milan a contrapierna, y metió el centro exacto para el imperioso cabezazo de Amaurí, absolutamente libre por el medio.
¿Golpe de nocáut? No, porque Milan volvió del descanso con Shevchenko en lugar de Emerson, con Seedorf devuelto a la línea de volantes, casi un 4-3-3 porque Ronaldinho se movía bien arriba por izquierda. Esas movida funcionó bien y, de hecho, Milan jugó por casi 15 minutos realmente muy bien, consiguiendo el descuento con Ambrosini (un remate central desde la media luna que se desvió en un defensor para vencer a Manninger) y dejando la impresión de poderlo empatar.
Pero otra vez llegó la desconcentración, el error infantil: Zambrotta se dejó escapar a De Ceglie, otra vez por la banda izquierda y, cuando ambos llegaban al fondo, en lugar de acompañar al rival hacia la línea de cal, hizo una entrada totalmente a destiempo y se ganó la segunda amarilla y consiguiente expulsión.
Fue el hecho definitivo del partido, porque desde ese momento la superioridad de Juventus fue notoria. Casi enseguida anotó el cuarto, con una jugada realmente hermosa y una definición aún más linda: la pelota rotó con paciencia por todo el frente de ataque y luego le llegó a Amaurí en condición de uno contra uno en la media luna. El delantero la controló muy bien, se la llevó y venció a Abbiati con un remate casi en "bicicleta", algo técnicamente de otro planeta, un golpe de campeón.
Milan puso orgullo y siguió atacando, pero claramente su verdadera tarea fue evitar la goleada. Del Piero estrelló una pelota en el poste, hubo un penal por manos de Seedorf no cobrado y varias otras llegadas. Milan también tuvo una, un cabezazo de Inzaghi (ingresado por Pato en el segmento final) que, a pesar de ser realizado desde una posición inmejorable, fue a las manos del arquero. Quizás la mínima diferencia hubiera narrado mejor lo que pasó en un partido lindísimo y absolutamemente emotivo.
Para Ranieri, obviamente, muchos motivos de satisfacción. Juventus tiene más puntos que en la temporada anterior y está más cerca de Inter que entonces, más allá del brillante resultado en Champions. Si el equipo repite el crecimiento que tuvo en el nuevo año, como pasó en la temporada anterior, también gracias a los regresos de Buffón, Camoranesi, Zanetti y Trezeguet a tiempo pleno, ningún objetivo le está vedado y seis puntos no son una diferencia imposible de recuperar.
Carlo Ancelotti se fue muy enojado con la defensa y con las distacciones de sus hombres, realmente imperdonables, pero considerando que le faltaban Kaká, Gattuso, Flaminí y Borriello, y que Ambrosini y Pirlo jugaron sin estar en buena condición, recién regresados de largas ausencias, el balance no es del todo negativo: a nivel de juego, Milan demostró que puede hacerlo mejro que cualquiera. La ciuestión, simplemente, sería quedarse en el partido por todos los 90 minutos.
La figura de la cancha, en nuestra opinión, fue el brasileño Amaurí, quien además de ser goleador, une potencia y técnica en proprociones que aparecen tan sólo en los grandísimos delanteros, como Cristiano Ronaldo, Ibrahimovic o Fernando Torres, por ejemplo. Además, de cabeza es realmente implacable, por elevación, sentido de la posición y capacidad de dirigir y darle fuerza a la pelota.
Villared
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